top of page

ARROYO, EDUARDO

Pintura, grabado

La trayectoria personal y artĆ­stica de Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) resulta muy representativa de su generaciĆ³n. Nace durante la Guerra Civil, se educa en el Madrid de la posguerra, y vive el exilio en Francia durante la dictadura franquista hasta que decide regresar a EspaƱa en 1976, a partir de la promesa del establecimiento de las libertades democrĆ”ticas. Arroyo representa la continuidad de una identidad de artista que generaron las vanguardias en los aƱos treinta, y a cuya configuraciĆ³n contribuyen decisivamente artistas espaƱoles como Pablo Picasso y Joan MirĆ³. En el caso de Arroyo, se trata de una identidad marcada por las pautas de comportamiento de ā€œlo espaƱolā€, lo que influye en su trayectoria creativa.

La exposiciĆ³n presenta un recorrido por la obra de Arroyo a lo largo de cuarenta aƱos y se inicia con sus primeras obras de 1958 en la capital francesa. MĆ”s de ciento sesenta obras, entre Ć³leos, dibujos, acuarelas, esculturas y material escenogrĆ”fico muestran su ingente producciĆ³n. En la carrera del artista cabe diferenciar dos etapas: en el exilio (1958-1976) y despuĆ©s del exilio (1976-1998), significativamente separadas por la devoluciĆ³n de su pasaporte espaƱol. Su pintura de los aƱos sesenta se aproxima a los postulados de la Nueva FiguraciĆ³n (o FiguraciĆ³n narrativa), que por su vertiente mĆ”s polĆ­tica se encuentra cercana a su vez a los presupuesto del Arte Pop. No obstante su obra estĆ” dominada por la temĆ”tica espaƱola, interpretada desde la ironĆ­a y la crĆ­tica en respuesta a la situaciĆ³n polĆ­tica del paĆ­s, como puede advertirse en Sama de Langreo (Asturias), sep 1963. El minero Silvino Zapico es arrestado por la policĆ­a (1967) o en Caballero espaƱol (1970). TambiĆ©n recurre a guiƱos a la historia de la pintura, como en la obra Vivir y dejar morir o el fin trĆ”gico de Marcel Duchamp (1965), serie realizada junto a los artistas Giulles Aillaud y Antonio Recalcati o EspaƱa te MirĆ³. La Masia (1967). En los aƱos sesenta tambiĆ©n inicia su trabajo como escenĆ³grafo, colaborando con Klaus GrĆ¼ber. La primera etapa se cierra con la monumental Ronda de noche (1975), pastiche y reconstrucciĆ³n del cuadro de Rembrandt van Rijn, con el que quiere analizar y denunciar las relaciones ente arte y poder. Arroyo encuentra en la figura de Ulises la metĆ”fora y el tema idĆ³neos con los que narrar su propia experiencia, como en Dichoso quien como Ulisesā€¦ (1977), mientras que adopta al deshollinador para equipararlo metafĆ³ricamente con el oficio de pintor, como en Madrid-ParĆ­s-Madrid (1984), tras asumir anteriormente el papel de boxeador y torero. A partir de los aƱos ochenta amplĆ­a el concepto y el contexto de lo espaƱol al tiempo que aumenta la carga irĆ³nica de sus narraciones pictĆ³ricas, que centra en figuras espaƱolas como Carmen Amaya en Carmen Amaya frĆ­e sardinas en el Waldorf Astoria (1988). TambiĆ©n aborda con mayor frecuencia temas de polĆ­tica nacional e internacional siempre desde la comicidad crĆ­tica, sea en sus Ć³leos, esculturas, dibujos, collages o fotografĆ­as, como puede apreciarse en Gorbachov (1986), Dama de Elche (1986) y Dama de Baza, (1994).

Tomado de: https://www.museoreinasofia.es/exposiciones/eduardo-arroyo

explore more

bottom of page